lunes, mayo 29, 2006

Eber...

¿Sabes cuándo decidí que valdría la pena tenerte como pareja?

En aquella ocasión en que pasé por ti y estabas esperándome junto a la Parroquia. Cuando, te vi en aquella actitud de tristeza o de enojo para con una persona que habías encontrado.

En aquel momento en que te abracé por vez primera, quise ser yo esa égida impenetrable que te permitiera sonreír siempre y que no sintieras el dolor de un amor mal agradecido.

De eso muchos eones han pasado.

¿Qué fue de ti? ¿Qué fue del sentimiento?

No lo sé. No sé aún hoy por qué es que te fuiste alejando de mi vida. Hoy, a más de un año de tenerte como pareja, todavía me pregunto qué ocurrió que motivó que se apagara ese interés por mí.

Hoy, en la lejanía que los días me brindan, no puedo olvidar esa mirada tan tierna, tan llena de nostalgia. No puedo olvidar esa, tu sonrisa, tan parecida al canto de los ángeles (si es que éstos existieran seguramente reirían como tú lo hacías). Esa manera de comunicarte conmigo, siempre con un nivel de ternura que sobrepasaba los límites de lo normal, para tornarse en un piélago de cariño. Sí, no puedo negar que con esa manera tan fresca de ser, me ganaste el corazón, me hiciste brillar nuevamente en medio de esta sempiterna lobreguez.

A tantos meses de esos hechos. ¿Qué puedo decir? Sólo que me hubiera gustado que esto hubiera durado más. Sobre todo ahora, que me doy cuenta que nadie más podrá volver a entrar en mi corazón. Ahora que me doy cuenta que después de ti el vacío inmenso de la soledad se apodera de un ser que, sin embargo, no por esto se entristece puesto que este es el sendero que me he planteado recorrer. Mas fue una experiencia agradable haberte conocido, aunque nunca haya logrado conocerte tan a fondo como hubiera querido.
Sin embargo, cual un ave fénix, que surge de sus propias cenizas, ese sentimiento tan profundo que despertaras en mí, surge suavemente, cual el sol que poco a poco surge tras el horizonte. Esa sonrisa, esos labios tan dulces cuya ambrosía saciaba mi sed de ti. Sí... ¡qué maravilloso es el amor!

Hoy, el reflejo de tu mirada, crea una burbuja de calma en este océano atormentado por las inmensas olas del recuerdo, de la vacuidad de mi existencia. Hoy, el eco de tu prístina risa cae como lluvia matinal en el jardín sediento de tu ser.

3 comentarios:

Amiguiz dijo...

hola.
disculpa, espero no quitarte tiempo, es que ando buscando alguien de tlaxcala que me asesore un poquito. iré a trabajar allí el verano, y necesito un lugar para quedarme, no sabes de alguien que rente un cuarto para estudiante (privado, no de pupila), pequeño, sólo para caer ahí después de trabajar. GRACIAS.

Carlo Milan Olivares dijo...

hola, ¿como para cuando llegaras y un cuarto como de cuanto? y en que zona? supongo que será tlaxcala centro?

Amiguiz dijo...

hola, no había checado, te agradezco la respuesta, pero ya conseguí algo en el centro.

mil gracias de todos modos :)