lunes, mayo 29, 2006

LODEBAR....

Hoy, al igual que ha ocurrido en días y semanas pasados, no he podido evitar que la diáfana luz de tu recuerdo llegue hasta mí. Ese tiempo, tan corto en cuanto a días pero tan eterno en lo concerniente a sentimientos, que estuvimos juntos fue un parteaguas en la historia de mi vida.

Hoy, a ya cuatro años de que te alejaste del sendero por el que ambos caminábamos juntos hacia un lugar seguro, alejados de Lodebar, te recuerdo. Recuerdo tu mirada, llena de luz, plena de amor. Esa mirada que, como ninguna otra, me hizo realmente sentirme correspondido en ese sentimiento. Esa mirada melancólica que, sin embargo, se iluminaba cuando colocabas tus hermosos ojos negros en mi persona.

Recuerdo el suave contacto de tu mano. Cuando tomados de la mano caminábamos por las calles de aquel Distrito Federal, haciendo a un lado a aquellos obtusos que osaran criticar nuestra abierta expresión de cariño.
¿Sabes? Contigo aprendí a enfrentar con valentía mis preferencias, aún en público. Contigo aprendí a que las miradas llenas de crítica de esos ignorantes fueran totalmente hechas a un lado y pudiera concentrarme sólo en tu mirada, en tus manos y en tus dulces palabras.

Hoy estos recuerdos llegan no como una navaja que desgarra, sino como lluvia de pétalos de rosa que suavizan esta ríspida existencia. Tú me enseñaste a que sí se puede ser amado, que se puede alcanzar la felicidad, aunque ésta no sea perenne.

Gracias, pequeño y fugaz instante. Gracias por haber llenado con ínclitas caricias este universo en colapso. Gracias por llenar con tu refulgente mirada los rincones más recónditos de mi esencia. Gracias por tu palabra hecha poesía. Porque la expresión de tu cariño hacia mí me hizo crecer interiormente, me hizo rescatar a ese poetastro que languidecía en un rincón de mi olvido.

Hoy, en que el tiempo se inflama en una bomba inacabable de sucesos, te recuerdo. Con la tristeza propia de saber que no volveré a verte. Pero con la inmensa alegría de que, un día, por un fugaz momento de este sempiterno correr del tiempo, fuiste mío, sólo mío…

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