Tema inobjetable de ser abordado es, sin duda alguna, el cada día más cercano proceso electoral, en que los mexicanos habremos de elegir a un nuevo Presidente.
La experiencia ha sido terrible.
El año dos mil creímos entrar a un nuevo milenio de la mano de un Presidente que habría de traer nuevos aires en la forma de gobernar de nuestros dirigentes.
Craso error.
Una terrible decepción nos ha dejado el haber elegido a un señor que sólo conocimos por lo que la publicidad nos "vendió". No sabíamos nada de él. Y eso fue un grave error que ahora pagamos con tantos y tantos problemas que este tipejo ha generado al país.
Desde un grave deterioro de las relaciones exteriores de nuestro país hasta un retroceso al México de Díaz Ordaz con la represión brutal de aquellos que están en desacuerdo con las políticas del gobierno federal.
Estamos enfrentados a un apoyo incondicional de ese tipejo que hoy ocupa los Pinos hacia su candidato. Ha volcado todo el aparato de Estado para apoyar a su débil candidato. Ha mentido, ha manipulado los medios, en fin, es un regreso al México de los setenta.
La única esperanza es que el día de las elecciones sea capaz de aceptar su derrota como lo hiciera Zedillo en su momento. Si no lo hace, estaremos en una fase terrible postelectoral, que no le haría bien a nadie.
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