He visto a la Muerte cara a cara.
He sentido la inconciencia de las anestesias.
He probado el sabor de la derrota.
He observado mil tormentas cirniéndose en mi universo.
He sido humillado y engañado.
He llorado hasta casi enloquecer.
He tenido que recurrir a la súplica y al ruego.
He pisado la cárcel.
He sufrido un accidente que casi me cuesta la vida.
He extendido mis brazos sin encontrar nadie que los estrechara.
He maldecido esta mísera existencia.
Y sin embargo...
¡Aquí Estoy!
Porque pude aceptar con resignación cuando me desahuciaron.
Porque desperté siempre de cada anestesia.
Porque me levanté después de cada caída.
Porque resguardé mis emociones.
Porque superé la humillación con valentía y entereza.
Porque sequé mis lágrimas con paños de esperanza.
Porque mis ruegos nunca dieron fruto.
Porque salí indemne de prisión.
Porque no se destruyó mi cuerpo.
Porque seguiré extendiendo mis brazos hasta encontrar al ser que me corresponda.
Porque también he agradecido estar aquí y ahora.
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