¡Qué día!
Lluvia por doquier. Ha sido un caos para ir a cualquier lugar, por todas partes, lagunas que no charcos, se encuentra uno.
Es casi de noche...
No sé por qué este tipo de clima me deprime tanto. No entiendo si habrá ocurrido algo en una situación así, o si es simplemente una jugarreta más de mi cerebro; el caso es que aunque trato de evitarlo, no puedo dejar de pensar en tantas y tantas situaciones de mi pasado, de mi incierto futuro.
Recuerdo que hace algunos años solía inspirarme este tipo de días para escribir algún verso o alguna prosa sin sentido (como casi todo lo que escribo quizás); pero desde un tiempo a la fecha, el continuo caer de las gotas de lluvia, la forma tan triste en que oscurece, me desinfla, es como una maldición que siento me rodea.
Recuerdo tardes de lluvia sumido en mil reflexiones; o haciendo el amor con Ernesto, y ese momento de añoranza por el pasado es lo que me duele, me sangra y me domina como la tormenta que se cierne sobre esta tierra húmeda, gris y nostálgica.
Pienso, sin embargo, en futuros diferentes. Cuando pueda sentarme a disfrutar la lluvia, mirar en cada gota un poco de felicidad que llene mis sentimientos sumidos en esta vacuidad.
¿Llegarán días así?
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