Vuelvo la vista hacia el firmamento y se topa con esa masa gris de sentimientos que, indiferentes, se ciernen en torno mío. Es una de esas tardes de verano, las que nublan la endeble capa de mi voluntad. Días éstos en que los pensamientos fluyen en caudales de depresión, de colores fatuos, de soledad inefable.
Día en que la voluntad se desdobla hacia un abismo del que no veo el fondo, del que sólo vislumbro sólo los gases etéreos de ideas que se disuelven poco a poco en gotas de ácido que queman mis entrañas.
¿Qué me motiva? ¿Qué me hace crecer? ¿Qué me mantiene?
No lo sé..., hoy simplemente, no lo sé.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario