Hoy es uno de esos días que me gustaría dejar plasmados en este pequeño sitio de reflexión.
Hoy, por azares del destino, tuve la oportunidad de encontrarme con un par de ínclitos ángeles, los cuales, cada cual a su manera, le dieron un toque de felicidad y optimismo a este día que parecía tan rutinario como cualquier otro.
A ambos los encontré en el transporte colectivo, fruto de la mera casualidad. El primero, tenía unos ojos maravillosos, llenos de ternura y una boca sensual y digna de recordarse por mucho tiempo.
El segundo con su actitud, motivó que me llenara de felicidad incontenible al verle sonreírme con esa maravillosa y digna luminiscencia que hace que ciertos ángeles sean percibidos como tales, en todo su esplendor.
No lo puedo negar, cuando me sonrió tan miríficamente, no pude evitar sonreir también y sonrojarme... sí, sonrojarme cual un púber que se cruza con su primera experiencia de este tipo.
Sin embargo, ¡ah! ¡Qué maravilloso fue sentir esos ojos posados en mí! Esa sonrisa silenciosa y cómplice, que me permitió compartir con él un pequeño momento de felicidad pura y sincera...
Gracias a ambos..
No sé sus nombres...
Jamás los volveré a ver, seguramente.
¡Pero no tan fácilmente los olvidaré !
Hoy, por azares del destino, tuve la oportunidad de encontrarme con un par de ínclitos ángeles, los cuales, cada cual a su manera, le dieron un toque de felicidad y optimismo a este día que parecía tan rutinario como cualquier otro.
A ambos los encontré en el transporte colectivo, fruto de la mera casualidad. El primero, tenía unos ojos maravillosos, llenos de ternura y una boca sensual y digna de recordarse por mucho tiempo.
El segundo con su actitud, motivó que me llenara de felicidad incontenible al verle sonreírme con esa maravillosa y digna luminiscencia que hace que ciertos ángeles sean percibidos como tales, en todo su esplendor.
No lo puedo negar, cuando me sonrió tan miríficamente, no pude evitar sonreir también y sonrojarme... sí, sonrojarme cual un púber que se cruza con su primera experiencia de este tipo.
Sin embargo, ¡ah! ¡Qué maravilloso fue sentir esos ojos posados en mí! Esa sonrisa silenciosa y cómplice, que me permitió compartir con él un pequeño momento de felicidad pura y sincera...
Gracias a ambos..
No sé sus nombres...
Jamás los volveré a ver, seguramente.
¡Pero no tan fácilmente los olvidaré !
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